Por: Red Libertaria Popular Mateo Kramer (www.redlibertariapmk.org)
Hace 5 años, cuando marchábamos hacia la Plaza de Bolívar de Bogotá, cerca de 300 jóvenes nos reunimos con alegría y expectativa para recordar a los mártires de Chicago. Las banderas negras se agitaban por todo lado, se cantaba “A las barricadas” y se vivía en un ambiente general de búsqueda de libertad y justicia. Ese día se hicieron las usuales pintas en las paredes de los edificios, bancos y locales comerciales del centro de la ciudad, mientras se oía el punk y el hip hop de un camión que nos acompañaba. Todo se vivía en completa tranquilidad, sin embargo pronto fuimos avisados de que seríamos dispersados por el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios). La policía ya estaba cansada de ver tantos jóvenes protestando y quería acabar rápidamente la concentración. Ante esto decidimos hacer un gran bloque, tratando de mantenernos unidos y unidas. No obstante, la policía, de la manera más inesperada, nos atacó tirando una granada de dispersión en la calle. Después de eso sólo oímos explosiones, olimos gases y recibimos golpes en nuestros cuerpos. En medio del caos, un compañero de tan sólo quince años, fue golpeado en la nuca con un bolillo. El policía del ESMAD, que le había propinado el golpe, llamó rápidamente a sus compañeros. Cerca de seis policías lo rodearon. Nosotros y nosotras no teníamos cómo llegar hasta el compañero herido, pero después de un tiempo logramos normalizar la situación. En ese momento vimos que Nicolás Neira estaba muy lesionado, yacía tendido en el piso, pensamos lo peor. Inmediatamente, Nico fue llevado a la clínica, donde permaneció en coma y murió seis días después.